top of page

Enuma Elish, Poema de la Creación

El Enuma Elish es un poema de origen mesopotámico, redactado en lengua acadia y escrito sobre tablillas de arcilla en caracteres cuneiformes. Se cree que el poema fue compuesto hacia los siglos XVIII o XVII a.C., se encuentra casi completo en copias realizadas desde el siglo IX a.C y hasta el II A.C.

Se llama Enuma Elish por su significado “cuando arriba” y es así como comienza el poema:

“Cuando arriba no nombrado cielo,

abajo tierra con nombre no llamada,

Apsu, primordial, su progenitor,

Mummu Tiamat, alumbradora de todos,

aguas en uno mezclaban,

pastizales no hacinados, carrizales no aparecidos,

cuando de dioses ninguno había surgido,

nombres no nombrados, destinos no destinados (…)”

El Enuma Elish es conocido como el Poema de la Creación, ya que presenta dos cuestiones míticas en el sentido cosmogónico: Por un lado, la victoria del dios ordenador sobre las fuerzas de lo informe o no creado; y el proceso de configuración y organización del mundo.

Pero el poema esconde también otra finalidad política, el explicar los orígenes y el éxito de la asunción del poderío babilónico. A través del poema se busca justificar como una deidad secundaria, en este caso, la figura divina local de la nueva ciudad (Babilonia), pudo adquirir la primacía en su panteón y desplazar al dios Enlil, máxima divinidad del pueblo sumerio.

De las aguas nacerán sucesivamente las parejas divinas y cada una será más poderosa que la precedente. Los dioses comenzarán a perturbar el reposo de la diosa primigenia Tiamat y de Apsu su esposo, por lo que éste planeará destruir a todos los dioses, con la excusa de que éstos hacían mucho ruido. Sin embargo, Tiamat no quería destruir a sus hijos, y el dios Ea advertido del complot contra los jóvenes dioses, “vierte el sueño” sobre Apsu, lo encadena y lo mata, además de esclavizar a Mummu, el visir y ayudante del dios. Entonces, el dios Anu hace surgir los vientos y crea las olas que terminan por perturbar a Tiamat. La diosa se convence de destruir a los jóvenes dioses y elige al dios Kingu, su nuevo esposo, para llevar a cabo la tarea de enfrentarlos.

Del lado de los jóvenes dioses, Marduk (dios solar) será el que lidere el combate. Marduk accedió a luchar contra Tiamat, pero con la condición de que antes se le invistiera con el poder absoluto sobre los demás dioses. Las divinidades, que se habían reunido para debatir sobre el enfrentamiento, habían tomado mucha cerveza, por lo que aceptaron de inmediato la condición impuesta por Marduk.

A lo largo de la tablilla IV se narra la lucha entre el dios Demiurgo, Marduk, contra las fuerzas del Caos (Tiamat, Kingu y los titanes). Marduk con una flecha mata a la diosa Tiamat, convirtiéndose en el vencedor, encadena al ejército perdedor, y del cuerpo de Tiamat crea y organiza el Cosmos:

él, Marduk, [el hielo y la nieve] construyó [con] ella. Entretejió nubes y (las) hizo manar agua.

Suscitar vientos, hacer caer la lluvia, producir frío, volver vapor la niebla, disponer en estratos su saliva, (esto) a sí mismo se lo confió, lo puso en su (propia) mano. Reclinó la cabeza de [Tiamat], acumuló [so]bre ella [una montaña], abrió en ésta una fuente de tal modo que un torrente pudiese brotar de ella;

a través de los ojos hizo fluir al Éufrates y al Tigris. Obstruyó (después) los orificios de la nariz, y reprimió [las aguas].

Altas [mon]tañas acumuló sobre sus ubres y (en los pezones) taladró fuentes, a fin de extraer los manantiales(…)

En la tablilla VI se relata la creación del hombre, y esta no es una creación del dios Marduk, sino de Ea. El dios solar le encomendará la creación del hombre, pero ¿para qué se crea al hombre? El hombre es creado para que trabaje y sirva a los dioses. Ea a partir del sacrificio del dios Kingu creará la humanidad:

“Le amarraron, le sujetaron ante Ea

Le impusieron su castigo: le cortaron las venas.

De su sangre, el creó la humanidad.

Le impuso el servicio a los dioses, para liberarles a ellos.

Cuando Ea, el sabio, hubo creado la humanidad,

Y le hubo impueto el servicio a los dioses (…)

Una vez completada la creación, Marduk designa a los dioses sus respectivos lugares en el Cielo y en la Tierra; y éstos construirán en su honor el templo E-sang-ila. La séptima y última tablilla finaliza el poema con la enumeración de los cincuenta nombres de Marduk.

Material consultado

P. Grimal, “La Mitología en Sumer, Babilonia y entre los hurritas”, Mitologías del Mediterráneo al Ganges, Enciclopedia Larousse, Tr. J.M. Valverde, 1966, pp. 60-71

“The Enuma Elish”, en

http://www.csun.edu/~rlc31920/documents/History%20110/Enuma_Elish.pdf


bottom of page